Capítulo 3: Recuerdos expectantes.
Hola :D ¡Qué tengáis todos un buen día! En fin, total, ¿qué decir que no se sepa ya? Espero que "quien sea que me lea" disfrute este capítulo, y me deis todo tipo de críticas. Sin más, lo dicho, que os guste mucho y a ver si mañana puedo subir el 4º. Un beso a todos (K)
“Con que Kathleen Gray”,
pensó Jay bajo el chorro de la ducha. Desde que había llegado al internado,
hacía solo tres días, no pensaba en nada ni nadie que no fuese ella. Al bajar
del coche la vio. Pelo rubio ligeramente ondulado, labios carnosos, piel
aterciopelada, vívidos ojos verdes. La chica esbelta de mirada verde aguamarina
se había alojado dentro de él; y sería difícil sacarla de ahí. Algo en su
interior le decía que aquella chica era la muchacha sin rostro que se le
aparecía en sueños. Pero, por mala suerte, no podía rozarla, siquiera
saludarla.
Don Warwick Plassmeyer lo
había dejado claro: hasta que no descubrieran la naturaleza de los poderes de
ambos, prohibido cualquier acercamiento. Y es que, Jay Dennison no era un chico
común. Él podía ver más allá de su vida, y recordar las vivencias de gente que
no conocía; era capaz de crear olas de calor y grandes fuegos, desprender rayos
de luz, y jugar a su antojo con los campos eléctricos; y, sabía mover objetos
con solo pensarlo. Aunque él creía que había ingresado en aquel Internado con
una beca por su expediente, también lo había hecho para ser investigado más de
cerca; al igual que Kathleen. Al parecer ella también tenía poderes especiales.
Recordó, apesadumbrado,
sus espasmos nerviosos cuando se encontraron en la puerta de Secretaría, trató
de presentarse y ella huyó. Minutos después comprendió el por qué. Y también
conoció a la pelirroja Abby. Abby Rumsfeld era la compañera de cuarto de Kath,
además de la hijastra del director. Pese a tener un aspecto algo punk, le hubiese resultado atractiva y
graciosa a cualquier tío. Menos a él. A partir de aquel momento solo tenía ojos
para Kathleen.
-¡Jay, vamos! No querrás
llegar tarde a tu primer día de clase, ¿no?- apremió Callum, su otro compañero
de habitación.
-Sí, ya voy.
En realidad no iba. Aún
tenía que secarse el pelo, y ponerse los pantalones negros, la camisa blanca,
la corbata granate y el jersey gris que componían el uniforme.
-Vete ya, Callum, pesado,
yo lo espero- oyó decir a Keegan- Venga, compañero.
Keegan entró en el cuarto
de baño.
-¿Todavía estás así,
colega?
-Sí… Bueno, yo…
De repente hubo un
pequeño cortocircuito y la luz del lavabo chisporroteó. Keegan supuso que era
un fallo de la luz, pero no sabía que siempre saltaban chispas cuando Jay se
ponía nervioso.
-Anda, vamos que vayamos
a electrocutarnos aquí dentro.
Jay asintió y ambos
abandonaron la habitación.
Un buen comienzo de
primer día: la clase de Física y Química empezaba a las ocho y eran las ocho y
diez.
-○-
-Bien, señor Dennison,
como usted es nuevo, solo le pondremos un “Retraso” en el parte de faltas…
La profesora O’Connell agachó la mirada y garabateó algo en
el papel con su pluma. Aggie O’Connell era una leyenda en el Internado. Su moño
blanco como el azúcar, sus pesadas gafas de pasta y sus faldas largas no le
ayudaban mucho a quitarse años. Por no hablar de su fama de estricta.
Probablemente, si le preguntáramos a sus alumnos, preferirían arrancarse un
pedazo de piel antes que retrasarse a sus clases.
-En cuanto a usted, señor
Lloyd, nos conocemos ya y sabemos que su costumbre de retrasarse es más que
habitual. Así que, en compensación, salga a la pizarra y escríbame ordenados
todos los elementos de La Tabla Periódica ,
y sus abreviaturas, junto a sus valencias. Después, escríbame en otro lado,
algunos de los Óxidos, los Peróxidos y los Anhídridos más conocidos.
Keegan puso cara de
auxilio. Hacerle escribir todo eso, el primer día tras las vacaciones de
verano, era tener demasiada mala idea. Jay lo miró preocupado: había sido por
su culpa.
-¿Qué, Lloyd, no escribe
nada? ¿Se le ha olvidado, por casualidad? No me extrañaría. Le recomendaría que
este año dejara de utilizar las hojas del libro para hacer aviones de papel.
Toda la clase, excepto
Jay, Sissie y Kath, estalló en una sonora carcajada.
-¿No tiene nada que
decir?
-Lo siento mucho, profesora
O’Connell.
-¿Se cree que me vale un
“lo siento”? ¡Por favor, Lloyd, que dentro de dos años estará en la
universidad! Si es que no se queda por el camino, claro… Para mañana, quiero
copiado cien veces todo lo que usted tenía que escribir hoy y no ha escrito.
Anda, siéntese. Venga, Gray, salga usted misma. A ver qué sabe…
Kathleen se levantó con
paso fugaz e indeciso. Subió a la pizarra y comenzó rápidamente a escribir toda
la información que aquella siniestra mujer le había obligado a recordar de
repente.
-Bien, bien, Gray. Es
usted una chica lista. ¿O, quizás estudiosa? Bah, total, le pondremos un punto
positivo. Venga, siéntese. Espere… ¡Lloyd! ¿Usted al lado de Dennison? No
quiero que me lo corrompa sin haberlo conocido siquiera. Cámbiese de sitio con
Gray y usted se pone al lado de Dennison.
-¡No!- estallaron de
pronto Kath y Jay.
-¿Y por qué?
-Porque… Pues porque…-
comenzó Kathleen. De pronto hubo un cortocircuito en la clase. Kathleen se
volvió y miró a Jay. Aunque nunca habían hablado, sabía que era él, que
aquellos eran sus poderes especiales.
-Porque yo… Preferiría…
Sentarme… Con…- continuó tartamudeando Jay.
-¡Conmigo!- saltó Abby y
corrió al sitio de Keegan- Profesora O’Connell, que se siente Kathleen con Cecilia
y yo me pongo aquí.
-Bueno… Sí así lo
quieren…- comentó la profesora- Adolescentes- resopló para sí.
-○-
“-No, cariño, no, sabes
que jamás podremos ser felices. Él y Ella nos tienen aquí prisioneros.
-Te prometo, mi reina,
que encontraré el modo de sacarnos de aquí.”
Una contundente lágrima
bajó por la mejilla de Kathleen. Aquel recuerdo,
de dos chicos escondidos en un desván, había sido el más triste que había
tenido. Sentía verdadera pena por la muchacha, tan joven y hermosa, con la
cabeza sobre el pecho del chico. Ella lloraba y, al compás con sus lágrimas,
las gotas de lluvia golpeaban el cristal de la ventana.
-¿Qué piensas, Kath?
-¿Qué? Nada, nada.
-No me digas nada. Llevas
un cuarto de hora atascada en la misma frase del texto. Y tenías la vista como
ida, en otra parte.
-Bueno, Sissie… Es que
yo… Digamos que a veces veo cosas.
-Hombre, Kathleen, tú no
eres ciega, que yo sepa. Yo también veo cosas.
-No, no son ese tipo de
cosas, Abby.
-¿Ah, no? ¿Entonces qué
ves? ¿Pelusas? Espera que bajo ahora a por un sándwich y ya les reclamo de tu
parte que no limpian bien la habitación.
Abby se levantó del
escritorio y salió dando un fuerte portazo.
-No le hagas caso, es un
poco… En fin, pero no es mala persona.
-Ya, no es mala persona
pero es una borde.
-Está celosa.
-¿Celosa? ¿Y qué motivo
le he dado yo para estar celosa de mí?
-Jay.
-Pero… Si yo ni siquiera
he hablado con Jay…
-Ya. Pero no es por ti;
es por él. Solo había que ver los ojitos con los que te miraba durante Latín
para saber que a Jay le gustas tú. Y a Abby no le gusta la competencia.
-¿De verdad crees que le
gusto a Jay? Oh… Yo…- notó cómo se le subía el rubor. Esbozó una media sonrisa.
-También te gusta,
¿verdad?
-Quizás, pero… Es igual,
no podemos ser amigos.
-¿Por qué no?
-Es una historia muy
larga y complicada. La cosa está en que no me puedo acercar a él.
-Oh, no.
-¿Qué ocurre, Sissie?
-Es que, Kath, no sé,
pero lo que os está pasando a Jay y a ti me recuerda demasiado a la historia de
Gill y Cedric.
-Aún sigo sin saber
quiénes son los famosos Gill y Cedric.
-Tal vez deberías saber
la leyenda de Gill y Cedric; y así puede que comprendieras algunas cosas.
"-Bueno, Sissie… Es que yo… Digamos que a veces veo cosas.
ResponderEliminar-Hombre, Kathleen, tú no eres ciega, que yo sepa. Yo también veo cosas." JAJAJAJAJAJA ESTALLANDO A CARCAJADAS ME HALLO JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJA En serio,que me encanta,amo tu historia,y escribes GENIAL GENIAL GENIAL :D :D
Jajajajaja ¿te ha hecho gracia? Bueno, dicen que los andaluces solemos tener mucho "arte" (y desempleo xD)¿Qué haría yo sin tus comentarios motivadores? Puntuales como un reloj, ahí los tengo siempre jaja. Luego subiré el capítulo, muchísimas gracias por tus palabras.
EliminarPD: Tú también escribes GENIAL GENIAL GENIAL ;D
Me ha hecho mucha gracia jajaja Cierto,los andaluces tenéis mucho arte,y los vallisoletanos somos más rancios que la última rebanada de pan bimbo podrida jajajaja Claro que sí,ahora mismo te pongo un comentario en el capítulo de hoy :D
EliminarP.D:TÚ MEJOR MEJOR MEJOR :D
pero Jay puede ducharse tranquilamente sin electrocutarse o dañarse?? quiero decir que si no afecta a los poderes.. (aiss..no sé si me expliqué bien)
ResponderEliminarme gustó mucho!!!
me muero por saber que les pasó a Gill y Cedric..
bueno, mañana te seguiré leyendo y comentando ^^
Un besoo
Sí, haha, puede ducharse. Los poderes aparecen debido a sus emociones, no a su naturaleza (es decir, no es algo de su cuerpo físico, sino más bien de su mente, ¿me expliqué? xD) Graciaassss:) La historia es muy larga, la de Gill y Cedric, poco a poco verás cómo se va aclarando...
EliminarJaja aquí te espero. ¡Un besazo!
oks! todo entendido pues... si que leo las contestaciones de los comentarios.. ^^
EliminarYa te puse en mis afiliados y te añadí a mi lista de blogs favoritos!!!jeje y si te haces banner, me avisas oks??
bueno, pues eso.. mañana te sigo leyendo.. :)
Me ha gustado mucho!^^ Tengo muchos capítulo atrasados DD: Te dejo que necesito leer más:3
ResponderEliminarP.D: Me gustaria mucho que te pasases por algun blog mio y dejases tu opinion*-*: Castellano: suenosencerrados.blogspot.com y unsuenodeletras.blogspot.com Catalan: unsomnidelletres.blogspot.com Gracias de antemano^^
Me ha gustado mucho el capítulo, creo que ya me he aclarado con los personajes (con los que han aparecido por ahora, claro). Me alegra que hables un poco de todos los personajes y no te centres solo en uno, es una buena forma de ir conociéndolos y cogiéndoles cariño :)
ResponderEliminarSe nota que tienes bien definido el carácter de cada personaje, incluso el de los personajes secundarios (como el de la profesora, que, por cierto, es lo más diferente a mi profesora de FyQ que puedo imaginar jaja) y me gusta que sea así, porque eso demuestra que tienes todos los cabos atados y que esta puede ser un historia de 10.
Me voy a leer la leyenda de Gill y Cedric, que me has dejado con la intriga ;)