viernes, 3 de agosto de 2012

Capítulo 9: Otro nuevo descubrimiento.


Miiiiiiiil perdones por mi retraso. Sí, I know it, dije que publicaría el lunes, pero ahora he estado un poco enfrascada en "arreglar" el blog. El primer cambio importante: el estilo. "¿JULIA QUÉ HAS HECHO CON EL BLOG?", os preguntaréis todos. Vale, ni yo misma lo sé t.t. Simplemente, el estilo anaranjado y marrón, como que sentía que no iba con la temática de mi blog. Lo que he hecho tampoco es lo que tenía en mente, pero creo que va más con la temática. ¿Os mola? :) (Espero que podáis entender lo que pone). Después, siguiente cambio: he añadido una nueva pestaña, "Personajes". En fin, tenía ganas de hacer algo así, y si hay nueva gente que le eche el ojo al blog, podrá tener un poco más de idea. Iré añadiendo nuevos personajes conforme salga. He toqueteado más por ahí, pero creo que lo más significativo es esto. SIGUIENTE PUNTO IMPORTANTE: No solo no subí el capítulo el lunes por eso, también porque me encontraba (y creo que encuentro) en un momento "sin-inspiración". Al final, me ha gustado como me ha quedado este capítulo, y lo he hecho hasta algo más largo. Pero me he encontrado un par de días que hasta se me pasó por la cabeza borrar el blog. Pensaba: "¿de verdad, alguien lee esto? ¿a alguien le gusta mi historia?". Pero después pensé que yo no quiero hacerme famosa, solo quería compartir una historia que se me ocurrió con la gente, y, aunque sea solo para Carol, seguiré subiendo capítulos, jajaja ;D Gracias al que me lea (si es que hay alguien), perdón por este testamento, y, ahora sí, disfrutad del capítulo:

-… Y entonces se giró y me dejó así, con la frase en el aire- terminó de relatar Jay a su amigo Keegan.
-Una chica dura de roer, sí. Pero creo que solo está dolida porque a ella también le gustas tú. ¿Qué tal si… Si te declaras, eh, donjuán?
-Es que… Ella y yo no deberíamos ser amigos. Una larga historia- se apresuró a responder ante la cara de interrogación de Keegan.
-Vaya, qué dos patas para un banco. Bueno, tú déjame que haga un poco de celestina, que me hace ilusión, ¿no? Y venga, tío, que es lunes y a primera tenemos a la O’Connell. Prefiero que me arrolle un camión antes que tener que volver a llegar tarde.
Los dos amigos salieron corriendo hacia la clase.
Jay, tan cabal como siempre, se quedó dudando sobre qué locura se le ocurriría a su compañero para juntarlo con Kathleen. No sabía muy bien qué plan tan sencillo tenía; que puso en marcha en cuanto salieron de clase:
-¡Sissie, espera!- la llamó, corriendo a acercarse a su lado.
Sissie le dio un beso rápido.
-¿Qué te ocurre?
-Es que sabes lo que pasa… Pues que hoy tenía ganas de hacer de Cupido…- e inclinó la cabeza hacia atrás, señalando a Jay y Callum, que venían hablando con Vanessa
-Ya intentaste el año pasado lo de Callum y Vanessa, y no funcionó. ¿Por qué iría a funcionar ahora?
-No, no, ellos no… - y siguió inclinando la cabeza hacia atrás.
-¿¡Jay y Callum!?
-¡No, Cecilia, no!
-Keegan, como vuelvas a llamarme Cecilia te capo, ¿lo sabes, no?
-Sí, vale, está bien, no te salgas del tema. A ver, cariño, concéntrate- dijo, exasperado- Jay y…
-Ah… Vale, vale: ¡Jay y Vanessa! No sé, ¿no será muy sosa para él?
-Dios mío… ¡Jay y Kathleen!
-Vale, cielo, no hace falta que me grites así, no soy tonta. ¿Cuál es el plan?
-Menos mal que eres guapa- la abrazó y, camino al comedor, le fue relatando un plan tan sencillo y a la vez tan meticulosamente urdido.
                                                              --
Kath se encontraba tendida sobre su cama, enfrascada en la lectura de un aburridísimo libro sobre la mitología griega para la clase de Cultura Clásica, cuando su amiga Sissie irrumpió en la habitación.
-Hola. ¿Está Abby?
-No… Ha salido a por… A por una taza de café. ¿Qué te ocurre?
-No… Nada. ¿Recuerdas la fotografía de la que me hablaste que habías encontrado y que querías enseñar a Jay?
-Sí, pero entiende que después de lo que pasó ayer no lo voy a hacer.
-Es que… Quizás sea bueno porque ya te dije que me preocupaba tu historia con la de Gill y Cedric.
-Sissie…
-Ya lo he avisado y te está esperando en el bosque, así que coge la foto y corre.
-¿¡QUÉ!?
-Shhhht, venga, corre- y la empujó hacia la puerta.
En realidad, el plan consistía en convencer a Kathleen de alguna manera para que fuera al bosque, donde Jay la esperaría para hablar y así no los molestaría ninguna pelirroja entrometida. Pero, viendo lo mal que le salió engañar a la bibliotecaria, Sissie decidió convencer a su amiga con algo que realmente fuese cierto y, aunque ella no lo sospechara, aquello sería lo que los ayudaría en gran parte.
                                                     --

Kathleen tenía muy claro que su amiga Sissie se llevaría una buena bronca a la vuelta, pero ahora tenía que apresurarse para llegar al sitio donde “supuestamente” ella había quedado con Jay. Llegó y allí, debajo de un árbol de tronco grueso, la esperaba Jay con las manos metidas en los bolsillos traseros de sus vaqueros.
-Vaya, Kath, pensé que no vendrías.
-Y no iba a hacerlo, pero Sissie insistió en que ya había hablado contigo sobre la foto.
-¿Qué foto? Yo creía que venías a aclarar lo de Abby.
-Vale, nos han engañado…
-Ya puestos, explícame qué es eso de la foto- dijo poniéndose en posición de interrogación.
Kathleen resopló y se sacó del bolsillo un papel doblado y algo polvoriento. Lo desdobló y le mostró una foto con un color arenoso, debido al tiempo. En ella se veía a un chico de sonrisa bonita y ojos azules en un primer plano. Detrás de su hombro, aparecía una chica rubia y guapa, mirándole cariñosa.
-La encontré en una cabaña que hay cerca del bosque. Por varias “visiones” que he tenido, creo acertar que éstos chicos son Gill y Cedric y cuando desaparecieron lograron esconderse ahí.
-Me suenan sus caras- acertó a decir Jay. Él también los había visto alguna vez en recuerdos suyos- pero no entiendo para qué tendríamos tú y yo que averiguar cosas sobre estos chicos.
-Tengo un mal presentimiento, Jay. La leyenda de estos chicos se asemeja mucho al inicio de nuestra historia aquí. ¿Y si, como a ellos, alguien intentara hacernos daño? Quizás después de todo, Warwick trate de protegernos. Quizás si mantenemos cierto contacto alguien nos ataque…
-Bueno, vale, no te montes tanta paranoia. ¿Qué piensas hacer?
-Pues quiero encontrar a Gill y Cedric.
-¿Qué? Pero, ¿aún no te has enterado que están muertos?
-Que los dieron por muertos, no que realmente lo estén. Nadie encontró nada lo suficientemente claro como para demostrar que lo estuvieran. Después de encontrar la fotografía, tengo el presentimiento de que… No sé… De alguna forma, ellos consiguieron huir lejos de aquí y que no los encontraran.
-Y, ¿cómo los piensas localizar?
-Investigando- y se dio media vuelta, caminando hacia la cabaña que había descubierto no hacía tanto.
Jay la siguió. Entraron en la cabaña y él se quedó paralizado. Tenía un recuerdo: vio, en esa misma cabaña, al chico y la chica  de la fotografía. Ambos estaban acurrucados en el suelo y tapados con una manta. Jay podía notar perfectamente el frío de aquella noche, pero también notaba el “calor” que irradiaba el chico. “No te preocupes, Gill, dentro de un rato saldremos de aquí”. “¿De verdad te crees que podremos llegar sin que él nos encuentre?”. “No nos queda de otra”.
-Jay…- Kathleen se puso delante suya y empezó a manotearle para sacarlo del trance- ¿En qué piensas?
-En que tienes razón.
-¿En qué?
-Pues en todo: en que los chicos de la foto son Gill y Cedric, en que no murieron, en que estuvieron aquí antes de huir y en que también eran chicos especiales.
-Vaya… ¿Y cómo lo has sabido?
-Eso no importa, Kath, lo importante es que sí tenemos que descubrir algo más sobre ellos. Se parecen demasiado a nosotros.
-Vale… Busca algo, no sé, lo que sea que pueda ayudarnos.
Ambos se pusieron manos a la obra. La búsqueda no fue muy fructífera, que digamos. La cabaña estaba en mitad de un páramo frío y desolado del bosque. De seguro allí no había entrado nadie en varios años, incluso alguna década. Lo más misterioso que Kathleen fue capaz de encontrar era un pedazo mohoso de musgo que se colaba por una de las múltiples grietas del techo. A Jay no le fue mucho mejor: examinó todas las latas vacías de comida industrial, donde lo “raro” reparaba en que apenas estaban oxidadas. La leña no escondía ningún secreto, y la manta de los cervatillos tenía un millón de pelotillas, pero nada interesante.
Cuando ya se disponían a salir, Jay se quedó atentamente mirando las latas de conserva.
-¿Qué, les vas a hacer una prueba de ADN o te piensas llevar una para usarla de hucha? Las latas son tan sospechosas como un tubo de pasta de dientes.
-Ja, ja, qué graciosa, Kathleen. En realidad, estaba pensando una cosa.
-Adelante, Sherlock.
-Vamos a ver, si Gill y Cedric iban huyendo de alguien que los quería muertos, ¿de verdad se iban a arriesgar a dejar aquí un plano, una foto o cualquier pista que indicara que estuvieron aquí? ¿De verdad iban a dejar un rastro, por pequeño que fuese? ¿Y…
-… no es curioso que dejasen aquí unas latas de comida, que encima ni siquiera se han oxidado después del tiempo transcurrido?- terminó de relatar Kathleen.
-Sí, eres una chica lista, Kath. Con todo esto podemos deducir que hay alguien aquí que es quien ha dejado la leña, la manta, la fotografía y las latas de conserva.
-Pero… Yo estaba segura de haber visto a los chicos de la fotografía y a la manta antes.
-Sí, y yo estoy seguro de haber visto a los chicos de la foto con la manta aquí en la cabaña. Además, el rubito llamaba “Gill” a la chica.
-¿Entonces?
-Tal vez haya alguien que quería que encontráramos estas cosas.
-¿Estás insinuando…?
-Sí, no sé si para bien o para mal, pero quien dejó aquí estas cosas conocía a Gill y Cedric, y también a nosotros. Así que, mejor deberíamos buscar al habitante de la cabaña.
-Mejor, deberíamos irnos. Este sitio empieza a darme mala espina.
-Después de ti- y Jay le hizo un gesto caballeroso que resultó bastante cómico, para indicarle que saliera.
Por el camino, ninguno de los dos habló demasiado. Se encontraban a varios metros de distancia, para evitar cualquier acercamiento. Kathleen iba preocupada, pensando en los nuevos descubrimientos que estaba realizando, mordiéndoselas uñas. Jay, aunque también sentía cierto recelo hacia su nueva faceta de detective, estaba encantado solo por poder observar a Kath tan de cerca.
Cuando quedaban doscientos metros para llegar al Internado, Jay decidió sacar conversación:
-Si te sigues mordiendo las uñas creo que acabarás comiéndote un dedo- le dijo él, con un leve tono de risa en su voz.
-Gracias por el consejo, Doctor Dennison, ¿algo más?- le contestó, frunciendo el ceño, ella.
-Sí: cuando no te enfadas estás más guapa.
-¿Estás insinuando que ahora estoy fea?
-Oh, no, claro que no. Me pareces preciosa en todos los estados de ánimo.
Kathleen podía notar cómo se subía el rubor por sus mejillas.
-Jay, gracias pero…
-Es cierto, olvidaba que tu corazón ya está ocupado. Tranquila, pero no se lo cuentes a tu novio, no quiero que me mate por hacerte un cumplido.
-No tengo novio- el rubor seguía subiendo.
-Pero sí estás enamorada, ¿no?
-Sí, enamorada de t…
-¿¡QUÉ HACEN FUERA DEL INTERNADO A ESTAS HORAS!? ¡LA HORA DE LOS PASEOS TERMINÓ HACE YA VEINTE MINUTOS! ¡LOS DOS AL DESPACHO DEL DIRECTOR, AHORA!- les cortó la voz electrizante de Ida Applewhite, a veinte metros de donde caminaban ellos.
Ida tenía un poco de sobrepeso, que no sabía disimular muy bien con aquellos vestidos horteras y baratos de tiendas de segunda mano. Creía que el maquillaje cutre y brillante borraba sus marcadas arrugas. Siempre hacía un ruido horrible al chocar sus tacones con el suelo, y su voz tenía el mismo timbre que un pito de árbrito. Pero lo que más odiaban Jay y Kathleen de ella era que tenía el mismo y asqueroso talento de Abby para interrumpir.

6 comentarios:

  1. :') QUÉ POTITO! No puedo creerlo...Alguien está detrás de todo O_O Yo opino que es alguien bueno,pero habrá que leer más capítulos...SIGUE SIGUE,NO BORRES NUUUUUUUUUUUUUNCA TU BLOG!

    ResponderEliminar
  2. Despues de ver la entrada que has puesto al principio del capitulo no podia quedarme callada, estoy de acuerdo con carol, ni se te ocurra borrar el blog, quiza me he enganchado al blog un poco tarde pero aqui estoy ya tienes una lectora mas (ademas de otras muchas personas que no dejaran comentarios)XD sigue asi que me encanta, es todo genial =) un beso
    SOFIA

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola! Dios, muchísimas gracias por tus palabras, son muy gratificantes :) Aunquev supongo que esa intro la escribí hace tiempo, ahora estoy bastante contenta con mis 22 seguidores más todas esas personitas anónimas como tú que me leéis :) Espero verte comentando en más capítulos. ¡Un besazo linda!

      Eliminar
  3. me pregunto quien será quien está ayudándoles..
    a ver kat... la proxima vez que veas a jay le sueltas lo que sientes y así, NADIE os interrumpe...

    psd: no te preocupes, por los seguidores y por los comentarios.. estos van y vienen. lo importante es que sigas escribiendo principalmente para tí... y lo demás viene solo.. el mundo blog es muy complicado porque hay un muchos.. pero eso que no te impida compartir tus cosas.. que a mi me está gustando mucho esta historia :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Quien está ayudándoles es... Bueno; ya lo verás, jaja :)
      Si es que la chica es muy cortada para esas cosas, le darán reparos y eso (?) JAJAJA.
      Enserio, muchísimas gracias por tus palabras. Tengo que aclarar que escribí esa entrada hace varios meses, cuando sólo tenían 1 SEGUIDORA; después encontrarás más, porque hasta hace poco no empecé a conseguir más seguidores, pero hoy en día estoy contenta... Es lo que tú dices, compartir conmigo y para mí, y si le gusta aunque sea a una persona, merece la pena :) Pero aún así, me has animado mucho. ¡Un beso y te lo agradezco que (mal)gastes tu tiempo en mí y mis historias! :)

      Eliminar
  4. Maldita Ida si no los hubiera interrumpido, ella se lo hubiera dicho y todos contentos. En fin me ha gustado mucho el capitulo, me lanzo al siguientr que tengo ganas de saber quien les esta ayudando. Nos vemos :D

    ResponderEliminar