domingo, 15 de julio de 2012

Capítulo 6: El tiempo deja su huella.


Hola :D ¿Qué tal estáis? Yo ando con una rodilla vendada fuuuu :( Me he caído (Bravo, Julia, Bravo). Quizás venga bien, porque como ayer no pude ir a la piscina, he aprovechado y tengo algunos capitulillos más. Por suerte (para mí) mañana ya me quitan la venda. Ah, voy avisando, que probablemente mañana suba dos capítulos (7 y 8) porque el martes me voy de vacaciones. Nada más, lo de siempre, disfrutad ^_^
-A la de Literatura se le ha ido hoy la pinza. ¡Tú te crees la cantidad de deberes que nos ha puesto! Más estudiar, porque como esa pone exámenes sorpresa cada vez que le da la gana…- iba diciendo Sissie a la salida de la última clase. Aunque ella era una chica muy charlatana, esta vez estaba tratando de sacar tema de conversación porque veía a sus dos amigas muy… Silenciosas- Bueno, venga ya, ¿qué os pasa a vosotras dos?
-Los tíos, que son idiotas. Que prometen, prometen, pero luego…- comenzó a refunfuñar Abby.
-Pues anda que las supuestas amigas- recalcó Kathleen.
-Perdona, rubita, pero, ¿quién ha dicho que tú y yo seamos amigas? Además, aunque lo fuéramos, no tengo por qué contenerme delante tuya; porque tú se supone que no quieres nada con él. ¡Ah, lo olvidaba! Que tú si lo quieres, pero él pasa de ti…
Kath la miró con odio. Vale, Abby era una completa cretina.
-Hola, chicas- apareció por detrás un nervioso Jay- Sissie, Kathleen, ¿podéis venir conmigo?
-Muy bonito, cariño. ¿Y a tu novia, qué?- comentó con desprecio Abby.
Jay la miró con coraje. Fue esa mirada la que le hizo entender a Kathleen que él no sentía nada por su compañera, y la que le hizo decidirse a acompañarlo.
-¿Vamos, Sissie?
-Claro, ¿adónde?
-Seguidme- les indicó Jay.
-¡Vale, adiós eh, yo también os quiero! Yo os guardo el sitio en el comedor, cielos míos- oyeron decir a Abby mientras ellos corrían por el pasillo.
-Keegan nos espera en la puerta de la biblioteca. Sissie, mientras él nos vigila que no entre nadie más, tú tienes que sacar a la bibliotecaria y entretenerla un rato.
-¿Y para qué?... ¿Qué te ha pasado Jay?- preguntó Sissie, desconfiando del chico.
-Callum. Nos peleamos, se dio un golpe con una estantería en la cabeza y está inconsciente. Lo escondí en la biblioteca y necesito vuestra ayuda para sacarlo.
-¿Y, entonces, para que me traes a mí?- inquirió Kath.
-Necesito… Tu… Ayuda especial para reanimarlo.
Con eso, Kathleen entendió que se refería a alguno de sus poderes, aunque ella nunca los había utilizado para reanimar a ningún muerto.
Llegaron y allí, puntual, estaba Keegan.
-Venga, venga, entrad.
Kathleen y Jay pasaron primero y se sentaron en una mesa (siempre bien separados el uno del otro), como si estuvieran estudiando. Al momento entró Sissie.
-¡Señorita Margaret, señorita Margaret!- venía corriendo y se paró delante de la mesa de recepción.
Margaret levantó la vista de un pesado libro, se atusó el pelo y se colocó las pesadas gafas.
-¿Sí, Cecilia?
-Necesito su ayuda. Es que… Quiero que me acompañe a mi habitación.
-Lo siento, Cecilia, pero he recibido instrucciones de doña Ida muy precisas: no puedo salir de aquí a no ser que sea una emergencia.
-Es que… Esto es una emergencia… Eh… Yo saqué un libro el otro día y ahora en su lugar hay una versión muy parecida pero yo creo que no es la misma, y alguien me ha robado la original. Necesito que usted me acredite que es el libro que me prestó la biblioteca.
-Cecilia, ¿y no podrías traerme tú el libro hasta aquí? Además, ¿para qué va a querer alguien robarte un libro de la biblioteca?
-Oh, no, es que… Tiene que acompañarme porque vaya a ser que quien sea esté escuchando ahora mismo y vaya a cambiar de nuevo el libro para cuando yo se lo traiga que usted me ponga de… Mentirosa.
-Cecilia, ¿de qué estás hablando? Explícate…
-Que- bajó la voz- la nueva, Kathleen, me odia. Creo que me ha robado el libro para que tenga que pagar uno nuevo. Y… Como está ahí escuchando, seguro que ahora va a cambiar de nuevo el libro y cuando yo se lo traiga dirá usted que soy tonta.
-No tiene ningún sentido lo que me cuentas pero, si te pones tan pesada, iré contigo. Ahora vengo, chicos.
Kathleen y Jay asintieron con la cabeza y, en cuanto salieron por la puerta, se dirigieron al armario. Jay sacó el aún cuerpo “dormido” de Callum. Kathleen se mantenía un poco más detrás, no quería rozar con Jay.
Jay lo tumbó en el suelo.
-Jay… Yo… Nunca he reanimado a nadie. ¿Por qué tendría que hacerlo ahora?
-Porque la verdad es que le di una sacudida eléctrica y por eso está así. Si tus poderes son los contrarios a los míos, se supone que tú podrás devolverle la consciencia.
-Bueno… A ver.
Kath concentró su mente. La realidad es que sus poderes solían ser fruto de los cambios de estado, pocas veces había provocado algún fenómeno a conciencia. Y, aparte, ¿qué podía hacer para devolverle la vida a aquel chaval? Tal vez… Sí, quizás funcionara.
Puso sus manos en la frente de Callum, y procuró enfadarse por todos los medios. Pensó en sus padres, que la abandonaron al nacer; en todas esas familias que nunca la quisieron adoptar; en aquellos niños del Orfanato, que la solían llamar rarita, Ojos Moco, y una gran variedad de insultos, a causa de sus dones especiales; en Warwick Plassmeyer, el hombre que le había prohibido acercarse a Jay; y, sobretodo, en Abby, en la estúpida Abigail Rumsfeld que quería por todos los medios hacerla sentirse mal.
Jay no entendía lo que estaba intentando hacer, pese a que era muy simple: cuando ella se enfadaba, podía o provocar una fuerte tormenta, o hervir el agua. Si la sangre era líquida, quizás calentándola volviera a circular con mayor fluidez. Y, en efecto, así fue.
-¿Qué… Qué ha pasado?- preguntó aún medio adormilado- Recuerdo un fuerte dolor en el pecho y luego… Sentí estar como flotando…
-Pero, Callum, ¿no te acuerdas? Cuando terminamos Educación Física, vine aquí, me seguiste y nos peleamos. Te resbalaste con el suelo mojado, caíste y te desmayaste.
-Y… ¿por qué no me habéis llevado a la enfermería?
-Porque… Como antes de caerte Jay y tú habíais estado discutiendo cuando te resbalaste, no queríamos que os castigaran por pelearos. Así que le hemos dicho a los profesores que tenías unas décimas de fiebre y estaba en el cuarto. ¿Vamos a tu habitación? Será mejor que descanses…- se apresuró a contestar Kathleen. Su idea era desviar el tema, cuanto más mejor.
-Está… Está bien…
Salieron por la puerta a la vez que entraban la señorita Margaret y Sissie. La bibliotecaria no traía cara de muchos amigos.
-¡Cecilia, no me lo puedo creer! ¿Me has hecho abandonar mi trabajo por esa tontería? ¡Pero si se notaba perfectamente que el libro era el que te dimos en la biblioteca! ¡Tenía hasta el sello!
-Ya le dije… Lo habrá cambiado…
-Si ha estado en la biblioteca… ¿¡Cómo lo va a cambiar!? ¡Vete, anda vete que no quiero verte en una temporada!
Sissie se volvió y se colocó entre Jay y Kath, que caminaban a unos tres metros el uno del otro.
-Me debes una, rubiales.
-Más bien nos deben una- detalló Keegan- He tenido que echar a Abby casi a patadas de la puerta, y después ha aparecido la cacatúa. No sé lo que le hará ahora a la pobre Margaret por “volver a escaparse”.
                                                                 --
La tarde se antojaba un poco fresca y húmeda, en especial por aquellos bosques cercanos al Internado.
Kathleen caminaba por la cuenca del río que discurría en medio del conjunto de pinos. Había conseguido zafarse de la cotilla de Ida, para salir a dar una vuelta. En el Internado no soportaba la idea de tener que pasar las dos horas libres de la tarde  en el mismo lugar que Abby; además, quería aprovechar y salir por ahí a indagar. Algo le decía que los legendarios Gill y Cedric, eran los chicos que recordó ver escapar del Internado en medio de la tormenta y después vio en el desván, deprimidos y casi muertos.
Siguió paseando por el bosque durante hora y media más, hasta que de repente se paró. Allí en medio, apulgarada por el frío y el agua, se encontraba, escondida entre dos árboles, una pequeña cabaña. De madera, se notaba que habrían pasado más de veinte años por ella, y estaba cubierta de una capa mohosa. No ocuparía más de siete metros cuadrados. Parecía que el que la hiciera, fue simplemente por refugiarse durante un período más bien corto.
Sin pensarlo más, Kathleen se coló dentro.
Como bien había pensado, el que hizo la cabaña, no pensó en pasar allí demasiado tiempo. Dentro solo  había un par de mantas llenas de musgo y hormigas, y un poco de leña (suponía que para hacer fuego). Después, había en otro rincón varias latas de comida y café vacías. Vale, aquello no le servía.
Un momento…
Kathleen cogió una de las mantas. Le sonaba el dibujo de patchwork que tenía. Los dos cervatillos entrelazados en medio de un prado anaranjado no debía ser un dibujo muy común. Pero, ¿de dónde le sonaba? ¡Claro, debía ser la manta de los chicos que ella recordaba! Entonces… Sí estaba donde debía estar.
Levantó la manta y encontró algo que le interesaba aún más: una fotografía. Estaba amarillenta y borrosa por el paso de los años, pero todavía se podían distinguir las caras de los chicos. Él, con unos grandes ojos azul celeste y una sonrisa perfecta; ella, con la melena ondulada y rubia, y las mejillas sonrosadas. Sí… Aunque no se viera nítidamente, los bellos rostros de aquellos chicos los hubiera reconocido en cualquier parte. Ellos eran los dos que, en ocasiones había visto Kathleen, y los que creía que serían Gill y Cedric. Aquello probaría, pues, que estuvieron allí durante algo de tiempo.
Kathleen cogió la fotografía y se marchó. Empezaba a oscurecer y tenía que volver para la hora de cenar. Sin embargo, iba feliz. Sí, puede que el tiempo dejara su huella y la foto no fuese una prueba muy clara, pero era justo lo que necesitaba para ponerse a investigar y averiguar de buena vez qué tenían de relación su historia y la de Jay con la de ellos dos.
No sabía la cantidad de problemas que podría llegar a causarle aquel pedazo de papel amarillento.



4 comentarios:

  1. ¡Yo voto porque se muden a la cabaña! Me cae bien Keegan ^.^

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    1. Jaajajaja tenía pensado algo pero me gusta tu idea... A ver qué se me ocurre ^^
      A mí también me cae bien. Quiero a ver si le doy alguna escena con Sissie en los próximos capítulos(es que soy una romántica, qué vamos a hacerle jaja) ^^

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  2. Bueno, al menos todo salió bien con Callum..

    bien, ya tiene algo por donde comenzar a investigar....

    (me quitan el ordenador, así que, te seguiré leyendo en el movil y mañana ya te seguiré comentando ^^)

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    1. Sí, algo es algo jaja:3 La foto en cuestión dará mucho bombo (o tal vez no(?))
      Claro, cuando tú puedas; gracias por leerme ^^

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