viernes, 28 de diciembre de 2012

Capítulo 14: "Quisiera encontrar la respuesta".

Holaaaaaaaaa :'3 Vale, me habéis pillado, la imagen tiene poco que ver con el capítulo (pero gracias a quien la haya colgado en Tumblr, la amo mucho),  bueno, aunque ni el título siquiera tiene demasiado que ver con el capítulo. Aunque no soy directioner, me pilló escuchando una canción suya, 'Irresistible', cuando me dio por escribir, y la he reproducido como diez millones de veces mientras escribía el capítulo, así que en cierto modo se lo debéis que esté aquí. Escuchadla aquí, después de todo he utilizado una frase que más o menos le pegaba al capítulo de ella. Siguiente, muejeje, FELIZ NAVIDAD Y 2013 (sí lo sé, soy pesada). Espero que a quien quiera que lo lea le guste, éste especialmente me lo he currado mucho, y me resulta bastante deprimente que parece que sólo dos personas se molestan en leerlo. Si no fuera por ellas dos, haría ya tiempo que hubiese dejado de publicar (y no creáis que no lo pienso). Pero en fin, os dejo de mis ralladas, disfrutad sed buenos y que Papá Noel y los Reyes Magos se porten bien :)

-¿Me puedes explicar qué estás haciendo? Alguien nos ha encerrado en una caseta y tú estás sentado en el suelo leyendo. ¡De verdad que no te entiendo, Jay!
Jay sólo se llevó el dedo índice a los labios, para indicarle a Kathleen que guardara silencio.
-¿No te das cuenta que quien nos ha encerrado aquí no es otro que nuestro misterioso colaborador? Este libro también lo ha dejado aquí queriendo para que nosotros lo leamos. Era el libro del que nos habló Keegan.
Kath calló y se limitó a acercarse a Jay. Se sentía tremendamente estúpida, y no entendía como su compañero podía ser tan buen detective.
-Mira, lee.- el rubiales le pasó el libro con sumo cuidado, y Kathleen leyó.
El libro estaba descolorido, manido y manchado de café, agua y el paso de los años. Las letras se confundían y apenas se podía leer nada claro.
-Gill Freeman… Cedric Mitchell… Desaparecidos… Febrero de 1982… Creo que todo esto lo sabíamos ya, rubito.
-Sigue leyendo, es que tienes muy poca paciencia, hija de mi vida- Jay le contestó en un tono más bien exasperado.
Kathy siguió con la lectura. Cazó algunas que otras palabras: Director- Warwick Plassmeyer- Jefa de Estudios- Gaelle Milner- Desaparecida también- Daniella Milner- Hija- Sospecha.
El agua de la lluvia se filtraba a través del techo y les salpicaba en la cabeza. Jay se rascó y miró la cabaña, una vez más. Era pequeña, muy pequeña, fea, vieja y completamente deshabitada, pero tenía un aire cálido y seguro que le era muy familiar, como sacado de un sueño. De repente, el aire cálido del lugar se vio alterado por el repiqueteo de una gota de lluvia en la ventana, a la que siguieron otra, y otra, y otra más. El cielo empezaba a cubrirse.
-Si tú fueras una chica de dieciséis años corriente, pensaría que la lluvia es una mala pasada del otoño, pero el tiempo que hace que te conozco me ha enseñado que las casualidades no existen.
-No- respondió, seca. Había levantado la vista, y la tenía fija en un punto aparentemente invisible de la pared. Sus verdes ojos estaban vidriosos.
Kathleen tiró el libro al suelo y se fue acercando a la pared (que, teniendo en cuenta el tamaño de la cabaña tampoco suponía que hubiera caminado mucho más de cuatro pasos). Dejó la vista fija en aquel punto y, tras un par de minutos, la tabla empezó a quebrarse.
-¿Kath… Kathy?- preguntó dubitativo.
Kathleen lo miró. Dios, qué ojos tan bonitos tenía.
-¿No habías pensado que uno de nuestros poderes especiales es desplazar cosas con la mente?
-Inteligente por tu parte. Yo creía que te habías quedado fija porque habías leído esto.
En la siguiente página del libro se leía, escrito sobre el texto original, en letra menuda e irregular “99 Hijos de Agua y Fuego”.
-¿Eso qué es un grupo musical o algo por el estilo?
-No sé- Jay levantó el libro y un papel de la parte de atrás cayó al suelo.
Kathleen cogió el papel. Era una factura que se había colado por accidente en el libro. El nombre de aquella librería le era vagamente familiar… Se parecía… No, más bien era igual que el nombre de la librería en la que había estado Jay, Abby, Louis y ella.

“Para ser finales de noviembre, el día resulta simplemente exquisito. El sol brilla y no hay nubes a la vista. Quizás haga demasiado frío para mi gusto, así que lo he intentado solucionar poniéndome el jersey de cachemira gris que me regaló Ben, el amigo de Gaelle, las Navidades pasadas.
He estado de compras con Gill, perdón, Bessie , ya que ambos  teníamos el día libre en el trabajo. Hemos estado eligiendo algunos muebles para la habitación de la niña. Parece mentira que ya vaya a nacer, mi hija, mi primera y dulce hija; y siento como si fuera ayer cuando Gill- Bessie y yo nos casamos clandestinamente en aquella vieja iglesia, y más aún cuando mi linda esposa me dijo que íbamos a ser papás. Pero el tiempo pasa, y soy extremadamente feliz de poder disfrutarlo.
Ding-Dong, la visita está en la puerta. Corro a abrir.
Me encuentro, en el rellano, a una estilosa mujer de unos cuarenta y ocho años, vestida con un abrigo de piel. El tiempo no ha dejado demasiadas marcas en ella, sus ojos de ese gris indefinido, su nariz un poco aguileña y sus labios finos, siempre coloreados de carmín rojo, parecían exactamente iguales. Y su manía por los tacones, también. Para la ocasión había elegido unos tacones de salón, de piel de leopardo (espero que fuera falsa).
-¡Cedric!- le hago un gesto rápido y de momento recula- Esto… Roy… ¡Benditos los ojos que te ven! Estás hasta más guapo que la última vez que nos vimos
Me abraza y me da un fuerte y pegajoso beso.
-Tú sí que estás genial, Gaelle, parece que te conservas en manteca, o algo así, porque sigues igual que hace veinte años.
Me sonríe. Pasamos a la casa.
Gill nos espera en el salón. Está sentada en el sofá, leyendo una revista. La larga cabellera, castaño clara desde que nos cambiamos el color de pelo para huir del Internado, le cae recta sobre el pecho. Lleva un vestido rosa claro de premamá, que deja notar claramente su redonda y simpática barriguita.
-¡Gill, tesoro!- Gaelle corre a sentarse a su lado y a saludarla.
Yo me siento en el sillón de al lado.
-¿Quieres una galleta, o un poco de café? Lo hemos hecho nosotros.
-Oh, gracias, hijos míos- coge una galleta y una taza de descafeinado con leche- Venga… Contadme… ¿Cómo lleváis la paternidad? ¿Estáis emocionados?
-La verdad es que sí, un bebé siempre es un rayo de luz en nuestras monótonas vidas, Gaelle, pero a Gill no le está sentando nada bien el embarazo.
-¿No? ¿Y eso, tesoro?
-No sé, vomito mucho y pierdo constantemente las fuerzas. El médico dice que será un parto complicado, por eso me dio de baja en el trabajo desde ayer. Hoy hemos estado comprando cosas para la habitación.
-Oh, qué lindo. Yo os he traído unos patucos de mi Daniella, espero que os gusten- le da a Gill una bolsa en la que vienen unos preciosos patuquitos rosa bebé. Le damos las gracias- Y, ¿habéis decidido el nombre?
-Yo quiero ponerle Charlotte, o Lucy, pero Gill está obsesionada con “Catherine”.
-Siempre me ha gustado Cath, o Cathy. Me resulta adorable. Pero bueno… ¿Qué pasó con lo que nos contaste por teléfono, Gaelle? ¿Qué ha sido de tu hija y de tu nieto?
La vista de Gaelle se nubla por las lágrimas.
-Quisiera encontrar las respuestas. Después de vuestra huida, como bien sabéis, Daniella y yo tuvimos que huir también al poco tiempo, en cuanto el Señor W y el resto de los de la Hermandad comprendieron que había sido yo la que os había ayudado a escapar. Así es que mi niña y yo nos refugiamos con Ben en Belfast, y nos cambiamos la identidad a Rosalina y Rebecca Witter. Sin embargo, mala suerte del destino traicionero, que Daniella quería estudiar Filología Inglesa en Londres. Volvimos a la ciudad y, obviamente, la encontraron una mañana yendo a la Universidad. Supieron que era ella porque es una calcomanía mía, así que la raptaron- el llanto cada vez es más fuerte y persistente- no sé exactamente qué hicieron con ella, pero al parecer la han maltratado, amordazado y violado muchas veces. Finalmente, conseguí rescatarla, con la ayuda de Ben y sus amigos. Cuando la rescaté, me contó que le habían eliminado su identidad secreta y que estaba a punto de dar a luz. Eso fue un 20 de junio. Tuvimos que recorrer media Gran Bretaña, para llegar a tiempo y que el bebé pudiera nacer en un hospital alejado de los monstruos de la Hermandad. Sospecho que nos siguieron, porque cuando el 21 llegamos de urgencias, el médico que nos atendió el parto me era familiar, pero yo sólo le veía los ojos, porque llevaba gorro, mascarilla y un traje muy extraño, que no le había visto nunca a ningún otro doctor.  Aunque, con el nerviosismo por el nacimiento del bebé, comprendedme, era fruto de una violación a una chica de diecisiete años que había pasado varios meses encerrada en un búnker sin higiene ninguna, no le presté atención al detalle. El parto se hizo lento, largo, y nada más oía a mi hija gritar. Cuando por fin nació, pasó el médico corriendo con el bebé lleno de sangre, lo paré y me dijo ‘Espérese que voy a lavarlo y ahora lo ve’. El detalle me resultó extraño, aunque lo entendí todo al entrar. ‘Rupert… Greyback’. Sólo necesité ésas palabras de mi hija, que se encontraba medio muerta ya. Greyback, ese politicucho que también era el padre de mi nieto y un miembro de la Hermandad, había sido el ‘médico’. Por mucho que corrimos, ya había desaparecido. A los pocos días apareció en las noticias que el capullo de Greyback había desaparecido sin dejar rastro, y otra noticia que decía que habían encontrado un bebé sin identificación ninguna y de pocos días tirado en mitad del campo. Mi hija y yo atamos cabos. Desde ese día no sé nada de ella. Creo que se fue en busca del bebé, pero aún no la he encontrado.
Gaelle sigue llorando.
-Gill, cariño, trae de la cocina un trozo de tarta de chocolate de la que nos ha dado Martha, la vecina. A ver si se anima.
-Ahora vengo, cielos.
En cuanto Gill está lo suficientemente lejos como para que no pueda escucharnos, comienzo a susurrarle a Gaelle:
-¿Sospechas lo mismo que yo?
-¿Qué sospechas tú?
-Que tu nieto y mi hija son…- trago amargo- … Los siguientes.
-Lo había pensado, al menos en el caso de mi nieto.
-Las piezas encajan. El niño nació en el Solsticio de Verano, y Gill cumple el 20 o el 21 de diciembre, las fechas claves. El desgaste que estamos sufriendo Gill y yo. Y la desaparición sin dejar huella alguna de Greyback. Seguramente sería el primero en mirar a los ojos a tu nieto.
-Sí… Todo tiene sentido pero… ¿Cómo vais a ser dos Hijos los padres de otra Hija?
-No sé, eso tendrás que averiguarlo tú. Ya sabes que un Hijo muere cuando sus sucesores están en la Tierra, así que probablemente me quede un escaso mes sobre la Tierra.
Gaelle me toca la mejilla.
-¿Estás preparado para el destino final?
-He tenido una vida maravillosa los últimos catorce o quince años con Gill. Quisiera poder estar con mi hija, pero, en fin, nunca dijeron que la vida fuera fácil. Pero no quiero decirle nada aún a Gill, por favor.
-Te guardaré el secreto.
-Sólo te pido que te encargues de encontrarlos, y unirlos de alguna manera, si es que el destino o los Hombres Malos no lo hacen antes. No te olvides de decirle a mi pequeña que ella y su madre han sido las dos personas que más he amado en la vida.
-Lo haré, estoy pensando cambiarme la identidad y volver a Londres. Quiero vigilar de cerca el Internado. Me encargaré de que tu hija y mi nieto estén a salvo. W y los suyos no volverán a hacerles daño.
Una silenciosa lágrima surca mi mejilla.
-Echaré de menos el mundo, Gaelle. Me gustaba, ya sabes, estar vivo.
                                                                                  Cedric, 28 de noviembre de 1996



-¡No puede ser! ¿Otra vez han escapado? ¿Para qué mierda te traigo aquí, si eres una inútil? Tu padre insistió en mandarte a Suiza a un Internado, pero no… Como yo estaba acostándome por las noches con tu madre, peleé para traerte aquí y buscarte algún provecho.
-Hablas de mi madre con respeto, que me importa poco lo que hagáis por las noches, viejo verde.
La conversación comenzaba a elevarse. La chica joven, que en aquella vez llevaba el pelo escardado y coloreado con mechas de tonos oscuros, se levantó y se dispuso a marcharse.
-¿Qué, qué pasa? Aún no hemos terminado de hablar. Siéntate, jovencita.
Se volvió, cabreada, y tomó asiento.
-Odio tu actitud chulesca.
-Y yo tu cara y la aguanto.
-Pero, vamos a ver, ¿qué pasa contigo? ¿NO QUIERES LA INMORTALIDAD, O QUÉ?- le gritó, y se levantó de su sitio, dando un golpe seco en la mesa- eres una malcriada niña de papá, y te doy la oportunidad de ser parte de un ambicioso proyecto, pero tú a tu rollo.
-¿Tu forma de integrarme en ese ambicioso proyecto…- y entrecomilló bastante lo de “ambicioso proyecto”- es que me pase el puñetero día detrás de Romeo y Julieta para impedir que se den el besito de buenas noches? Además, ni siquiera he tenido ganas de participar nunca. No quiero la inmortalidad, ¿vivir eternamente para qué, para veros el careto a ti y a mis padres? JÁ.
-¿Qué dices jovencita? ¡Tu madre y yo preocupados por ti, por conseguirte el mayor sueño de la humanidad, y tú farfullando en ese sofá?
La chica había estado entretanto toqueteándose los múltiples pendientes que pendían de su oreja derecha:
-¿El mayor sueño de la humanidad? Será para los sin vida como tú. Si sabes disfrutar, una vida es más que suficiente. No como vosotros- las lágrimas comenzaron a aflorar- Que estáis tan obsesionados con la maldita vida eterna en la Tierra, que no apreciáis los detalles, y encima pretendéis hacerme la vida imposible a mí también. ¿Alguno de vosotros me quiere? Lo dudo mucho.
El hombre de pelo canoso y traje de chaqueta le iba a replicar cuando la puerta se abrió.
Apareció una regordeta mujer muy maquillada y ataviada con un horrendo atuendo de falda y camisa en amarillo limón.
-Jefe, los pajaruelos están en el nido. Será mejor que la señorita de los piercings suba a cumplir su misión.
La chica le dedicó una mirada de asco y se levantó, dispuesta a marcharse.
-No me decepciones más- le dijo el hombre.
Se volvió de la puerta al oír eso, se puso enfrente de él y le escupió en plena cara. Acto seguido, salió del despacho.
    
                                                       -○-

Era tradición en el Internado que los delegados de clase ayudaran a decorar la sala de actos para el Concurso de Navidad.
-Gracias, Jay, tío, por venir a ayudarme, no sé qué habría hecho…- mientras ambos pintaban un gran cartel en el que se leía “XX CERTAMEN ANUAL DE NAVIDAD”, Keegan se entretenía hablándole a todo el mundo, especialmente a su mejor amigo.
-Perdona, tío, hoy tengo un día raro, pero dime ¿cómo tú, el más perfecto desastre es delegado de clase?
-Mi querida Abby- dijo con evidente tono de sarcasmo- Las votaciones a delegado eran el día de mi cumpleaños, antes de que Kath y tú llegárais al Internado, el 5 de septiembre creo. Teníamos hecho un trato, todos votaríamos a Vanessa de delegada y al tontón de nuestro Callum para subdelegado. Entonces llegó el tongo en las votaciones: Abby fue convenciendo a todos que me votaran como “Broma de Cumpleaños”. Lo que no sabía nadie es que el cargo de delegado es intransmisible y que está prohibido dimitir.
-Vaya…- Jay seguía evidentemente absorto en sus pensamientos.
-Campeón, ¿vamos a ver a mi novia y a tu proyecto de novia? Es que me aburro como un condenado con esto de pintar.
-Vale, me parece bien.
-Seguro que están hablando de lo que harán en el concurso de talentos, o de lo que se pondrán en el cumpleaños de Kath.
-¿Cuándo es el cumple de Kathleen?
-¿No lo sabías? El viernes 21. Cumple dieciséis y hay fiesta en el salón de reuniones de las chicas.
Aunque Keegan estaba en lo cierto sobre el cumpleaños de Kathleen, se había equivocado en su suposición sobre el contenido de la conversación de las chicas (bueno… Quizás no del todo).
-El sábado tendré que ir al Harrods. ¿Tú te crees que no tengo nada para ponerme para tu cumple?
Kathleen estaba tendida sobre su cama leyendo un comentario para Filosofía.
-Eh… Sissie, cielo, ¿y esos pantalones chinos beige que tienes ahí?
-Ah, imposible. Me los puse para la fiesta de Cara Lancaster.
Kath puso los ojos en blanco.
-¿Y qué tal esa falda negra de lentejuelas?
-Me la puse el día de Año Nuevo.
-¿Cuándo?
-En 2010.
-¡Cecilia!
-Vale… Está bien- cogió la falda- La verdad que esta falda me encantaba cuando me la compré en la tienda de Massimo Dutti en España.
-Sí, claro, yo también voy a España a comprarme una falda de lentejuelas…- comentó Kath.
-¿Qué dices? Bueno, es igual. ¡Anda! ¡Mira, ya sé con qué tacones me la puedo poner!
Le mostró unas altas plataformas negras de tiras que valían más que el vestuario completo de Kathleen.
-No me lo digas, el problema es que no tienes una camisa blanca adecuada.
-¡Exacto!- se tiró sobre ella en la cama- el sábado nos vamos de compras, te guste o no, amiga mía. Vamos a dejar a nuestros rubios boquiabiertos. Venga, y ahora termina de enseñarme ése misterioso libro que has recogido en La Cabaña del Amor.
-Eres una cursi sin solución- le pasó el libro entre risas.
Sissie lo miró largo y tendido antes de hacer un comentario, mucho más inteligente de lo que alguien que no la conociera se esperaría de ella.
-Supongo que nuestro director era también director de Gill y Cedric. La tal Gaelle creo recordar que era la Jefa de Estudios, y dicen que fue ella la que secuestró a los chicos porque al poco de la desaparición de éstos dos, lo hicieron ella y su hija, la tal Daniella. Ahora que leo estos nombres… Me suenan de unos documentos que tenía Margaret…
-¿Margaret? ¿La bibliotecaria?
-Sí, los encontramos Keegan y yo el otro día mientras nos dejó de vigilantes. Keegan creía que era una asesina en serie o una espía del MI6. Yo sólo sospecho que es madre.
-¿Oh, sí? Parece un poco joven.
-Sí, sobretodo porque creo que su hijo es de nuestra edad. Era súper dulce la foto que tenía de su bebé. Kath… ¿Kathleen?
Kathleen se había quedado fija en la puerta, pero no porque estuvieran llamando (que también lo estaban haciendo?, o porque quisiera romperla como en la cabaña; simplemente tenía una visión.




















11 comentarios:

  1. OIN OIN OIN OIN :') Me encanta...Y Dios...Esa carta de Cedric ha aclarado muchas cosas O_O
    QUIERO MÁS!!!!!!!
    Un besazo enorme,guaposa!

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    1. JAJAJAJAAJA :') Bueno... Creo que aún así hay muchas cosas que no he aclarado todavía MUAJAJAJAJA.
      Oiiiiix, un besazo guaperrina ;3

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  2. Vale. Bien. Estoy calmada. Bien. Respiro. El corazón me sigue latiendo. Aún tengo sangre. Aún veo. Estoy tranquila. Espera. ¡¡¿¿DÓNDE NARICES ESTÁ EL CAPÍTULO 15??!!
    Tengo que tranquilizarme, porque me va a dar algo, en serio. ¡NECESITO EL SIGUIENTE!
    Bueno, ya sabes, yo necesito ver a Kath y a Jay, porque a mí las historias románticas me pierden y y y y en fin, ya me callo...
    POBRE LA HIJA DE GAELLE DDDD: Pobrecita :(
    ANYWAY, a lo que iba... el capítulo es perfecto, ¿vale? PERFECTO. Como todos los anteriores. La historia me encanta, de verdad, y que sepas que tampoco me olvido de tu blog, aunque no te comente. De verdad, me encanta.
    Y, con todo el cariño del mundo... SUBE EL SIGUIENTE. YA. ESTÁS TARDANDO. :3
    Un besazo preciosa ^_^

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    1. AIIIIIIIX :')) Si es que leer comentarios tuyos así me motivan un montón. Ya sabes que soy lentita escribiendo y tal, pero el próximo creo que te va a gustar, si no recuerdo mal eras Swiftie (jijijiji tengo guardada una sorpresita ^^). Sí, ya, a mí también me da pena, pero es que si no añado dramatismo no tiene chiste... OHHHH, SI ES QUE ME DICES ESO Y ME PONGO A MIL, porque, claro, que una escritora en toda regla como tú me diga eso...
      Un besazo bonitaaaaa :D:D

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  3. ¡Intento de novela!, ¡intento de novela!. Si esto es un intento de novela, no sé en que lugar figuran mis historias. Tu historia es francamente sensacional y atrapante, me encanta y desearía que fuese un libro para leerme todos los caps de corrido. Sigue escribiendo!, incluso cuando termines la historia, sigue escribiendo, tienes talento y buenas ideas, aprovéchalos.
    PD: En el cap 12, creo. JD, me suena a Jay Denisson ¿no?
    PD2: Una sugerencia, ayer por la noche, cuando encontré tu blog, me dio algo de flojera retroceder las entradas hasta el primer capi, valió totalmente la pena, pero sería mejor que hicieses una página de capítulos.
    Eso, saludos ;)
    PD3: se me olvidaba, me afilias? www.en-las-alas-del-sinsajo.blogspot.com
    Gracias

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    1. OH-DIOS-MÍO. Con lo que amo yo los comentarios así, desde luego es el mejor regalo de final de año *-*
      Me halaga muchisisisisísimo que me digas eso, enserio, no sabes cuánto, y que mi historia te enganche tanto, de verdad, es que es... Y muchísimas gracias, la verdad es que tengo pensadas otras novelas, incluso una segunda parte para esta :'3
      Respondiendo a todos tus posdatas: lo de JD puede que sí o puede que no, lo averiguarás próximamente... :)). Lo de los capítulos, créeme que lo he pensado, tengo que actualizar el blog y sin duda ésa será la primera pestaña que agregue, es cierto que da pereza retroceder todas las entradas. Y, en cuanto a lo último, por supuesto, ahora mismo te afilio, ¿un fanfic sobre LJDH, no? ME ENCANTAN*_* en cuanto tenga tiempo me lo leeré entero ;) ¡Un beso!

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    2. Gracias, saludos ;) . Yo te afilio en cuanto pueda :D
      Un beso!

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  4. Holaa me encantaa tu bloog esta muy bien y esbribes de maravilla te he afiliadoo si no te importaa podras afiliarmee http://unmundoquenoesloqueparece.blogspot.com.es/

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  5. AWWWWW,MUCHÍSIMAS GRACIAS, ENSERIO :))
    Ya te he afiliado, y que sepas (como te he escrito en tu blog) que tú también escribes de maravilla y me gusta mucho cómo lo haces :)

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  6. tienes tumblr??? me encanta el tumblr!!!

    me encantó el capitulo!! ala..entonces Cedric está muerto.. :(
    ya me imaginaba que el niño que había aparecido en mitad del campo era jay..

    que visión habrá tenido ahora???

    voy a ver...

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    1. Sí, pero no lo uso; no lo sé usar xD
      Bueno, no se sabe lo que puede ocurrir aún :)
      Ve a ver... ¡Gracias por seguirme!

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