Un año sin publicar nada en absoluto en este, mi pequeño rincón de Internet, da para pensar mucho. Para recordar mucho. Y, sobre todo, para emocionarte mucho cuando revives todo aquello que has aprendido en tus más de cuatro años de andanzas cibernéticas.
Llegué a estos lares un caluroso julio de 2012, con apenas catorce años y sin una idea fija de lo que deseaba o no hacer con mi vida. Por aquel entonces, sólo tenía claro y presente mi pasión, una de esas viscerales y a veces hasta un poco insanas: escribir. Ansiaba aporrear las teclas del ordenador sin orden ni concierto, uniendo letras para formar palabras que poco a poco irían tejiendo la compleja red de historias que bullían en mi cabeza y deseaban ser escuchadas por alguien más que una servidora.
A lo largo de todo este tiempo, y ahora lo observo cuando releo todo lo aquí plasmado- y me avergüenzo un pelín por haber compartido esta historia que ahora se me antoja incluso pueril-, he crecido como "proyecto de escritora", que cada día ha ido perfilando más su forma de narrar y se ha ido construyendo a sí misma como aquello a lo que aspira ser algún día; pero, lo más importante y que guardaré siempre con mayor cariño, es que he crecido como persona.
Mirándolo en perspectiva, resurgen en mi cabeza los vestigios de aquello a lo que tantas horas una vez dediqué; las conversaciones entabladas, el intercambio de opiniones y todos los comentarios que aparecían en el momento adecuado para sacarme los colores y alentarme a continuar. De mi experiencia en Blogger, me llevo a grandes personas a quienes me encantaría desvirtualizar algún día, y muchas, muchísimas enseñanzas.
Llegué aquí siendo una niña, y me despido- por ahora- un paso más cerca de cumplir las metas que alguna vez me puse y que siguen intactas en lo más profundo de mi corazón, junto a todo el aprecio y estima que le guardo a mis aventuras literarias.
Muchas han sido las personas que han pasado a leerme, o tal vez no, mas con sólo haber logrado acariciar el alma y los sentimientos de una de ellas con mis palabras, son más que suficientes. Si me despido, no es porque vaya a dejar de escribir o marche de Internet; sino porque en breves me embarco en una aventura totalmente nueva y, como mis personajes, tengo que cerrar capítulos pasados de mi vida y despedirme, no sin una enorme sonrisa en el rostro mientras me dirijo a ti, y a ti y también a ti. A quienes habéis sido tan partícipes de mis historias, desvaríos y bajones tanto o más que yo misma.
Quedan aún muchas historias por contar, tanto por compartir con el resto del mundo, que me muero de impaciencia a ser capaz de regresar y que me recibáis donde quiera que sea con el amor y el apoyo que siempre habéis mostrado.
Gracias, GRACIAS Y MÁS G R A C I A S. Nunca seríais capaces de imaginaros lo que habéis significado para mí y lo que habéis nutrido mi alma de gozo y orgullo.